NEUROCIENCIA APLICADA AL COACHING ¿PODEMOS CONFIAR EN NUESTRA MENTE?

¿Cómo sabemos si estamos eligiendo o estamos en piloto automático? La Coach, y Psicóloga brasilera, Sandra Martinhago, plantea un interesante punto de vista desde la neurociencia para los procesos de Coaching. Ella dice, “no podemos creer más en nuestra mente sin cuestionarla”. Desataca que nos encontramos viviendo a través de creencias y valores sin saber si nos potencian o nos disminuyen. ¿En qué nos aporta la neurociencia para entender esto? Aquí tomamos algunos aspectos claves aportados por la especialista, Martinhago, a la Revista Digital Icimag.

El Coaching nos ha dado un gran avance en el desarrollo de nuestra capacidad de pensar sobre nuestros pensamientos y darles significados que nos den poder. Saber pensar sobre nuestras emociones nos proporciona nuevas perspectivas.

Para lograr los resultados que queremos necesitamos de un cierto nivel de acción, de actitud. Pero antes de tomar cualquier acción, debemos comprender que estamos limitados por las memorias emocionales del pasado. Muchas son nuestras experiencias, acontecimientos de la vida, y no es raro oír decir que no se tienen muchos recuerdos de la infancia. Eso es un hecho. No tenemos muchos recuerdos conscientes de nuestra vida, pero tenemos el 95% de los recuerdos inconscientes de la infancia que se almacenan en lugares específicos del cuerpo. El punto es que el cerebro emocional no registra nuestras experiencias de vida, o sea, los hechos como realmente son.

Los registros se producen de las emociones sentidas en estas experiencias y los significados asignados a esas emociones crean nuestras creencias y valores. Y estamos viviendo a través de ellas, sin saber si nos elevan o si nos disminuyen. Entonces, respondemos en el tiempo presente con las estrategias emocionales del pasado y como ya estamos automatizados, al primer signo de una emoción, el cerebro reptiliano está listo para moverse o estancarse.

El hecho de que el cerebro repitiliano tenga en sus músculos un registro para actuar de forma inmediata y el cerebro emocional archive los sentimientos y sensaciones, hace que existan muchos errores a la hora de tomar una decisión en los negocios, ejerciendo influencia en el cerebro racional en momentos de estrés y de presión, causando una baja en el rendimiento.

En este contexto, la sensación de fracaso puede llevarnos a entrar en piloto automático y actuar de manera instintiva con los archivos que existen en el cerebro repitiliano.

CEREBRO EMOCIONAL – CEREBRO REPTILIANO

Aquellos que no tienen el cerebro emocional bien desarrollado, por lo general, tendrán dificultades de convivencia con sus compañeros de trabajo, podrán estar preocupados muchos más con los resultados que con la satisfacción de los empleados. Si este cerebro es más desarrollado que el cerebro repitiliano le llevará a ser más ocupado con sus colegas que con los resultados de la compañía. En general son líderes de opinión en la empresa. Esas personas son muy buenas para ganar corazones.

Si el cerebro racional fuera más desarrollado, esa persona se orientará a las reglas, normas, proyectos, pero si no ha desarrollado el cerebro repitiliano, tiende a quedarse mucho en el mundo de las ideas, y su participación será pequeña. Si usted tiene los dos cerebros, el racional y el repitiliano desarrollado y no tiene el cerebro emocional, es más ocupado con los resultados y el cumplimiento de las normas y reglamentos. ¿Y las personas para esos líderes? ¿quiénes son ellos? Estos líderes se responderían, las personas no son el criterio más importante, sí los resultados y las reglas.

Aprender a capacitar estos tres cerebros y desarrollar sus habilidades desactivando los conceptos erróneos que los paralizan, proporcionará un gran libertad, y un accionar con mayor conciencia en la vida y sobretodo, se verificará el aumento de la inteligencia emocional.

Necesitamos desarrollar nuestra inteligencia emocional (QE) porque nuestro cerebro todavía reacciona a muchas cosas como un primate en pleno siglo XXI.